La peor columna es la del domingo electoral. Lugares comunes: “Hoy es un día de fiesta”. “El voto es un ejercicio de libertad”. “La taba está en el aire”. La pregunta es por qué se convirtieron en eso algunas ideas que podrían ser motores de la democracia. Queda la sensación de que algunos valores se hubieran devaluado.

Es gracioso: la veda electoral impide buscar una interpretación electoral del día. Justifican esta medida en que podría afectarse la libertad del votante o que se podría influir en el ciudadano. Las leyes ya no saben que los periodistas son un blanco más de la crítica -y si no me cree lea más bajo, al final de la nota en la edición digital-, pero, lo que es peor, las normas se hicieron antes que las redes sociales. Allí sí se puede hasta hacer publicidad hoy.

Votar, una obligación para fortalecer la democracia

Entonces, tal vez lo ideal sería recurrir al viejo axioma de ponerlo en situación al lector para pedirle que tome conciencia de la responsabilidad que tiene hoy en sus manos. Advertirle que el simple hecho de ir a votar podría cambiar el mundo. Lo que no estoy seguro es si esa frase pertenece al mundo real o al virtual. Ante tanta confusión quizás haga falta entender si hay alguna razón para que las PASO de hoy lleguen con el estado de ánimo con el que asoman.

Parece que sí: 1) prácticamente todos los candidatos tienen más imagen negativa que positiva. Eso quiere decir que hoy van a elegir a quienes no valoran o no conocen. Es que también hay por lo menos unos 15 candidatos a presidente que se presentaron para sacarle provecho al sistema y hacer alguna diferencia pero que saben que no serán electos -recuerde que hay 27, sí, 27 candidatos a presidente-. 2) Votar y elegir activan alguna rara emoción que nos hace soñar y creer que mágicamente al introducir la papeleta en la urna todo estará mejor. Sin embargo, en esta campaña todos dicen que las cosas son terribles, graves y que vamos a pasar momentos muy difíciles y que en un futuro estaremos bien pero lo inmediato será muy complicado. Ninguno siembra una mínima esperanza y dan ganas entonces de no votar a ninguno para que no sentirnos mal. 3) Los “elegidos” pueden ser gente común pero cargan sobre sus espaldas la responsabilidad de tirar del carro. Deben convertirse en líderes. En esta campaña muchos sólo han podido sonreír en el afiche, en los reportajes, en los discursos y en sus declamaciones todo son gestos adustos y serios. Los políticos ya no ríen, salvo en las fotos.

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En estas divagaciones y contradicciones andaba cuando sonó el celular:

-Hola.

-Hola, ¿cómo le va?

-Disculpe no puedo hablar con Ud.; aún no escribí nada y el jefe de cierre ya me mandó cinco mensajes de alerta.

-Bueno, no lo molesto. Sólo quería saludarlo en un día especial.

-Gracias. Lo dejo. Estoy muy apurado.

-Entonces, ni lo saludo. Sólo dígame un título.

-Los políticos del miedo.

-¿Ah, tienen periodistas candidatos?

-No, ¿de qué habla? Eso es en Ecuador, pero ahí los asesinan…

-Bueno, es lo mismo. Argentina y Ecuador son lo mismo.

-¿Qué? No diga estupideces.

-¿Por qué? ¿No están por dolarizar todo?

-¿Dé dónde saca eso?

-Lo dijo Suley.

-Milei.

-Bueno eso. Explíqueme por qué quiere que titule los políticos del medio.

-Del miedo, le dije. Déjeme en paz. Tengo que escribir algo.

-Disculpe, sólo dígame las frases principales de los actos de cierre de campaña.

-No hubo.

-¿Cómo que no hubo?

-No, asesinaron a una chiquita que iba a la escuela y suspendieron todo.

-Por duelo, claro la inseguridad y el narcotráfico son temas fuertes allí, ¿no?

-Sí, pero déjeme arriesgar que pararon los cierres por temor a lo que pudieran decirles. Los asesinatos y los ataques a menores se han dado en todo el país en distintos momentos. Pasa que ocurrió justo ahora en que arriesgan todo.

-Uh, claro y tuvieron miedo de que actos multitudinarios en las calles terminaran en desastres.

-No. Eso es del siglo pasado. Aquí, en su mayoría, los actos de clausura se hacen en teatros o pequeños estadios donde se hacen recitales.

-¿Por qué? ¿Qué pasó?

-Por miedo.

-Entonces, hagamos una cosa, así no lo molesto. Mándeme lo que dicen las encuestas.

-No lo haré.

-¿Por qué?

-Porque no se puede. Desde hace siete días no se pueden dar datos.

-No bromee, ¿por qué?

-Por miedo. Imagínese si una encuestadora dice que uno va ganando. Tienen miedo de que le crean y como no confían en sí mismos, prohíben su difusión.

-Le creo. Voy a prorrogar mi nota hasta mañana a la siesta; total el cambio horario me ayudará y Ud. me manda los resultados a boca de urna.

-No. No puedo. Está prohibido.

-¿Quéeeee?¿Por qué?

-Porque tienen miedo de que los datos incidan en los últimos minutos y cambien los resultados.

-Por diosssssssssss. Entonces, mándeme los resultados exactos de después de las 18 cuando ya hayan votado.

-Ud. se está riendo de mí. No puedo hacerlo. No se pueden dar datos finales hasta después de las 21.

-Ahora me va a decir que por miedo. ¿A qué le temen si todo va a estar dentro de las urnas?

-Bueno, no le digo nada.

-Pero ya tienen 40 años de democracia, eso es un gran logro.

-Sí, pero la economía de la Argentina no tiene la misma edad que la política. Hasta luego.

-Espere un segundo, nada más. Voy a titular “Todos les temen a los consultores”.

-Ud. no entiende nada. No les temen. Los aman. Son los dioses de la democracia porque hablan con ellos en lugar de hacerlo con la gente.

-Ud. es un exagerado. Ahí me fijé que en los últimos comicios votó un 80 por ciento de los tucumanos. Eso quiere decir otra cosa.

-Esa era para elegir gobernador y demás autoridades provinciales. Por lo tanto había otras motivaciones, económicas principalmente.

-¿Y qué dice el gobernador Jaldo de todo esto?

-Vice gobernador.

-Pero, ¿quién es el gobernador?

-Manzur.

-Pero, ¿Quién gobierna?

-No me perturbe por favor. Lo dejo. Hasta mañana.

-No me corte. Sólo dígame: ¿A cuánto el fiscal?

-10.000 pesos.

-Claro ahora comprendo. Es comprensible que la gente se enoje con los oficialistas ante una cosa así. Bastardean la militancia, la disfrazan y después se entiende que tengan miedo.

-No, eso pagan algunos de la oposición. Ni averigüé en el oficialismo. Ya nos acostumbramos a que desde el peronismo mantengan contenida a la tropa.

-Ud. no está bien. No le entiendo. ¿Qué? ¿Anduvo de festejos?

-Le respondeo lo que Ud. me pregunta. Lo dejo. Mire, si quiere, llámeme mañana a las 22 y sabrá qué pasó en la Argentina.

-Espere. Dos preguntas más: Dígame: ¿quién gobierna en la Argentina?

-No me perturbe. Basta ya. Usted me llamó para reírse. Hasta luego. Ya le dije que no se puede hacer publicidad.

-¿Qué? ¿Habrá reelección? Leí que no se presentaba…

-Hasta luego...

-Alto. La otra: usted me dijo que algunos partidos de la oposición no entraban en la mercantilización de la política y ahora me dice que los fiscales…

-Por favor, déjeme en paz. Adiós.

-¿Sabe qué? Usted en vez de ayudarme a comprender lo que pasará hoy terminó confundiéndome. Pero no se preocupe ya tengo el título: “Argentina vive su fiesta de la democracia”.